Tenía de contrincantes a Ari Werner, que aspiraba a convertirse en la primera mujer en ganar el Óscar a la mejor fotografía, o a Janusz Kaminski, muy aclamado con la fotografía del remake de Spielberg. También a Bruno Delbonner o Dan Laustsen, pero fue Greig Fraser el ganador de la estatuilla dorada a la mejor dirección de fotografía.
Lo ha logrado en la edición de 2022 gracias a la epopeya de ciencia ficción firmada por Denis Villenueve, “Dune”. Recogió el premio agradeciendo al “Maestro Denis” y al equipo, además de a su esposa, por “permitir que un hombre de mediana edad saliese a jugar con los amigos por las dunas de arena durante 6 largos meses”.
Fraser, ganador del BAFTA y el premio de la Sociedad Estadounidense de Directores de Fotografía, ya había estado nominado allá por 2016 por “Lion” de Garth Davis. A la segunda fue la vencida. Y, ahora, ya es a todos los efectos unos de los directores de fotografía más buscados.
Prácticamente acaba de terminar «The Batman», de Matt Reeves, y está preparado para la segunda parte de Dune, «Dune: Part Two”. Sobre esta dijo en backstage que no podía dar primicias pero que -la historia sería aún más grande-. Pero, ¿quién es Greig Fraser?
Desde abajo
Tras una notable carrera como fotógrafo, Fraser comenzó a trabajar como director de fotografía en la famosa productora ‘Exit Films’. Durante el tiempo que estuvo allí, fue responsable de definir una apariencia visual única detrás de muchas de las producciones galardonadas. Incluyendo importantes campañas nacionales e internacionales, vídeos musicales aclamados y trabajos de formato largo, incluido el documental P.I.N.S. (MIFF, 2001), del director Garth Davis.
En 2002, comenzó a trabajar por su cuenta y rápidamente aprovechó la oportunidad para filmar tantos proyectos como pudo. Usando su sólida formación como fotógrafo y su amplia experiencia narrativa, filmó el muy aclamado y premiado cortometraje de Glendyn Ivin “Crackerbag”. Esta ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 2003 y le valió a Fraser una nominación a Mejor Fotografía en los AFI.
Entre otros trabajos para cortometrajes, destaca “Fuel Y Lucky”, de Nash Edgerton, “Marco Solo”, de Adrian Bosich, o “Love this time”, de Rhys Graham. También “Stranded», de Stuart McDonald, y “Jewboy», de Tony Krawitz. Su estilo y su forma de fotografiar han establecido a Fraser como uno de los directores de fotografía australianos con más proyección en la actualidad.
Todos sus títulos
Ya en 2005, Greig Fraser filmó el largometraje “Caterpillar Wish” con la escritora y directora Sandra Sciberras. También el cortometraje “Learning to fly”, del director Jack Hutchings, y “The Water Diary”, de la oscarizada Jane Campion, como parte de un proyecto para la ONU.
En 2006, filmó “Out of the blue” para el director Robert Sarkies y los productores Tim White y Steven O’Meagher, que se estrenó en el Festival de Cine de Toronto. Así como el corto “Crossbow”, del guionista/director David Michôd. Después de esto, participó en “The Lady bug”, un corto dirigido por Campion para el 60 aniversario de Cannes. Otros créditos recientes incluyen “Neverland Dwarf”, de David Michôd; “Spider”, para el director/actor Joel Edgerton, y el largometraje “Australia”, de Baz Luhrmann.
En 2008, colaboró nuevamente con Campion, filmando su muy aclamado largometraje “Bright Star”, en Londres. A continuación, filmó el primer largo de Glendyn Ivin, “Last Ride”. También colaboró con Scott Hicks, filmando su largometraje “The boys are back”, protagonizada por Clive Owen. Filmó la muy esperada película “Let me in”, con el director Matt Reeves, que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto de 2010.
Fraser comenzó 2012 filmando la película de Kathryn Bigelow sobre Osama Bin Laden en Afganistán llamada “Zero Dark City”, que supuso un giro en su carrera. Con un ritmo trepidante, trabaja unas sombras de ejecución perfecta entremezcladas con explosiones, incendios, planos aéreos y contra planos que consiguen poner al espectador dentro de la acción.
Una marca personal
Greig Fraser es marca personal y capacidad de adaptación a cada proyecto, sin importar cuan diferentes sean. Ya lo demostró otorgándole a “Lion”, de Garth Davis, una espectacularidad que le valió una nominación a los BAFTA británicos, además de su primera nominación a los premios de la academia. Como también lo hizo ese mismo año en otro proyecto completamente diferente, “Rogue One”, donde proponía una fotografía íntimamente ligada al departamento de efectos especiales que nos llevó directamente al universo intergaláctico del “Star Wars” original. Usando planos amplísimos y llenos de contrastes que desarrollaría aún más en su siguiente proyecto, “The Mandalorian”, después de que Disney comprase el producto de Lucas Film.
Quizá todo ello le haya llevado a encasillarse en los últimos años en un género muy determinado, pero que ya es un grande. Que “Dune”, la epopeya espacial basada en el libro de Frank Herbert, le ha llevado a doctorarse también lo es.
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