¿Alguna vez te has preguntado qué calidad ofrece el ojo frente a una cámara? O si ¿seremos capaces algún día de alcanzar la resolución que se le otorga al ojo?
Seguro que en algún momento has pensando en el ojo versus la cámara, ¿verdad?. Que el ojo es una herramienta casi perfecta nadie lo duda. Es una vía de entrada capaz de enviar información al cerebro para que dé sentido a todo lo que vemos. ¿La clave? 100 millones de bastones sensibles a los tonos de blanco y negro y 6 millones de células sensibles al color, en cada retina. Estas células vendrían a ser nuestros píxeles, es decir, cada imagen que llega a nuestro cerebro lo hace con una resolución de 6 megapíxeles en color y 100 megapíxeles en blanco y negro.
Hagamos un cálculo. Hoy, los sensores y las cámaras son cada vez más potentes y, cada vez, capturan más imágenes y más reales, eso es cierto, pero supongamos que queremos fabricar una cámara con las especificaciones del ojo. ¿Lo has pensado?, ¿qué resolución tendría?, ¿eres capaz de imaginar su nitidez?
576 es el número mágico. 576 megapíxeles de nitidez. Ese es el cálculo realizado por Roger N. Clark sobre lo que nuestro ojo es capaz de captar y que envía al cerebro de forma constante para que éste recomponga imágenes con nueva información.
Si tuviésemos una cámara así seríamos incapaces de distinguir entre una imagen real y una ficticia.
«Si el ojo humano fuese una cámara tendría 576 megapixeles de resolución, una sensibilidad máxima de 800 ISO, un rango dinámico medio de 10.000:1 (13,5 pasos) y un rango dinámico máximo de 1.000.000:1 (20 pasos)»
Clarkvision.com (ver artículo)
Pero, ¿es lo mismo objetivo y sensor que músculos, membranas y terminaciones nerviosas?
Clark, fotógrafo y miembro del Servicio Geológico estadounidense, ya explicó que el ojo humano funciona como una cámara de video que van registrando imágenes conforme al movimiento. Y esas imágenes son procesadas por el cerebro para integrar todos los detalles de una misma imagen.
Todos somos conscientes de que no es lo mismo ver algo que grabarlo. La anatomía del ojo es más compleja que la de la cámara. Un sólo dato para entender la magnitud: “la imagen captada con nuestros ojos no es fija y varía creando distintos campos de visión”. Sí, como una cámara de video, pero en versión exponencial.
Pese a esto… la respuesta a la pregunta es no. Los ojos y las cámaras trabajan de formas diferentes, sobre todo por las condiciones que presenta el sistema de visión para la recepción de imágenes y la realidad, punto este muy importante. Nuestro ojo tiene la habilidad de analizar una escena con diferentes luces y, de forma automática «procesar la imagen final integrando las imágenes dinámicas de ambos ojos, como haría un editor digital al hacer una composición de imágenes» (Instituto oftalmológico Fernández Vega).
Y, por cierto, ¿qué supone la «sutil» diferencia entre la curvatura de nuestro ojo frente a la estructura plana del sensor de la cámara?, ¿no crees que también importa?
No obstante, las lentes y el mecanismo interno de las cámaras están pensadas para imitar nuestra visión. A grandes rasgos la forma de funcionar es parecida. Nuestra pupila sería el diafragma, la retina el sensor CCD / CMOS y el cristalino el sistema de enfoque.
¿Y qué hay del procesamiento interno?
Es también importante señalar que el procesamiento de la imagen de nuestro ojo en comparación con el de una cámara es muy diferente, tanto que algunos expertos afirmas que 576 megapíxeles sean sólo una mera una aproximación.
Lo cierto es que nuestros ojos no son perfectos. Un ejemplo: pese a que nuestro campo visual ronda los 180 grados, en realidad, solo vemos de forma óptima en un rango de 2 a 3 grados desde el centro del campo de visión, lejos, es evidente, de la visión panorámica. O, cuanto más nos alejamos del centro de visión los colores los apreciamos más desvanecidos. Por no hablar de los ángulos muertos de nuestros ojos. ¿Serían aceptables en una cámara todas estas imperfecciones?
Cuando hablamos del ojo, éste se ampara en el cerebro para corregir estas «imperfecciones». Tanto es así que, si una imagen sobrepasa los 576 megapíxeles nuestro ojo no tiene la capacidad para mostrarla de manera real. En estos casos se apoya en el procesamiento cerebral para «pasarla» a una resolución más -comprensible-. Algo parecido sucede con los colores. Los colores son vibraciones y nuestros ojos solo captan un rango del espectro, en este caso los ojos volverán a aliarse con el cerebro para hacer su propia interpretación.
No todo es real
Los ojos ven muchas imágenes a la vez y, al contrario que una cámara de cine que guarda lo grabado en una memoria, trabajan continuamente completando los elementos que faltan en nuestro campo de visión reducido, con el objetivo de construir una imagen lo más parecida a la realidad. Es su aliado, nuestro cerebro, el que trabaja la información y rellena los espacios vacíos imaginando colores y formas que el ojo no ha visto. Así, lo que el ojo ve, no es sino una interpretación del cerebro combinando percepciones y sensaciones. Por eso, mientras una cámara recoge una visión perfecta nunca podrá parecerse a lo que observan nuestros ojos.
Objetivo de las marcas: superar los 576 MP
Parece ser que las marcas no lo ven descabellado. Samsung ya se lo plantea (ver enlace), y quiere llegar a los 600 MP. Todo un desafío tecnológico, ¿no crees? Mientras eso llega, sigamos pensando que el ojo, de momento, está tecnológicamente más avanzado que cualquier cámara.
Si te interesa este tema y quieres ampliar la info te dejamos un artículo muy interesante de Dave Haynie (ver enlace)
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