Su manera de tratar las luces y las sombras, magistral aunque incomprendida para la época, le hizo ganarse el apodo de “Príncipe de las Tinieblas”. Gordon Willis ha sido, sin ningún tipo de dudas, uno de los mejores directores de fotografía de la historia y un maestro a la hora de trabajar la subexposición. Acompáñanos en este artículo para conocer su vida, trayectoria profesional y las técnicas empleadas por este DoP neoyorquino.
Queens, la Guerra de Corea y los inicios de Gordon Willis en el cine
Gordon Willis nació el 28 de mayo de 1931 en el barrio de Queens, el más grande de la ciudad de Nueva York. Hijo de un maquillador de la Warner Brothers, al terminar sus estudios en el Instituto Manhasset, probó suerte como actor y constructor de decorados en el teatro. Pero su verdadera pasión siempre fue la fotografía.
A principios de los años 50, Gordon Willis se alistó en las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos donde fue asignado a la Unidad Cinematográfica durante la Guerra de Corea.
Una vez finalizado el conflicto, nuestro protagonista decidió volver a la Industria Cinematográfica que tanto amaba. Comenzó a trabajar como ayudante y operador de cámara para, finalmente, en 1970 debutar en el cine formando parte del equipo de “End of the road” (1970), de Aram Avakian.
Carrera cinematográfica y galardones
Después de su debut, conoció al director Alan J. Pakula con el que trabajó como Director de Fotografía para la película “Klute” (1971). Gracias a este film, Jane Fonda ganó el Oscar a mejor actriz tras interpretar a una prostituta que colabora con un detective en la resolución de un caso.
Un año más tarde empezaría una de sus colaboraciones más reconocidas por la crítica y el público, ya que Francis Ford Coppola quiso que Gordon Willis fuese el Director de Fotografía de “El Padrino” (1972). Tras realizar está película se ganó el apodo de el “Príncipe de las Tinieblas”, debido a la forma en la que aplicó sombras en los rostros de los actores. Willis también fue el encargado de la dirección de fotografía de “El Padrino: Parte II” (1974) y “El Padrino: Parte III” (1990)
Otro director importante para la carrera de Gordon Willis es, el también neoyorquino, Woody Allen. Han colaborado en ocho ocasiones, siendo “Manhattan” (1979) la cumbre estética de Allen y una de las grandes odas a la ciudad de Nueva York. Este film marcó la forma en la que se retratará la Gran Manzana en la mayoría de proyectos cinematográficos venideros. Otras películas a destacar de la colaboración entre ambos son “Annie Hall” (1977), primera película que realizan juntos y “La rosa púrpura del Cairo” (1985), última colaboración entre el cineasta y el director de fotografía.
En lo que a reconocimientos y galardones se refiere, fue nominado al Oscar por Mejor Fotografía en dos ocasiones. La primera por “Zelig” (1983), un falso documental dirigido por Woody Allen. La segunda nominación llegó de la mano de “El Padrino: Parte III” (1990), cierre de la trilogía dirigida por Francis Ford Coppola. Pero no fue hasta el año 2009 cuando se le hizo entrega del Oscar Honorífico por su larga trayectoria en el mundo del cine.
Filosofía y técnicas empleadas por Gordon Willis
Gordon Willis seguía una filosofía de trabajo basada en estos tres puntos:
- Ser directo para conseguir buenos resultados. Hacer sencillo lo complicado y no andarse por las ramas.
- Dominar y entender la luz, para no sentirse inseguro.
- Si quieres un estilo propio, debes tener claro qué elementos vas a usar.
“Nuestro trabajo no consiste en recrear la realidad, consiste en representar la realidad”
Los trabajos de Gordon Willis destacaban por el empleo de las siguientes técnicas, por las cuales se ganó el apodo de “Príncipe de las Tinieblas”:
- El movimiento naturalista cambió la forma de ver el cine en los años 70 y Willis es uno de sus máximos exponentes.
- Hacía especial énfasis en los contrastes, jugaba con la luz y los negros. Cambia de oscuridad a luz.
- Su manera favorita de iluminar una escena era mediante iluminación cenital. El foco se situaba en la parte superior de la escena para iluminar desde arriba, lo que hacía que en muchas ocasiones los ojos de los actores no se veían con claridad. El ejemplo más claro de esto, son los ojos de Marlon Brando durante el rodaje de “El Padrino” (1972). No mostrarlos era la manera que tenía el DoP de ocultar el excesivo maquillaje que llevaba el actor, ya que debía aparentar bastante más edad.
- En ocasiones, iluminaba los rostros de tal manera que un lado aparecía iluminado y otro no. Con esto, trataba de hacer un símil con los mafiosos, personas que siempre tienen un lado oculto.
- Era todo un experto de la subexposición, llegando a convertirla en un arte.
Sin la existencia de Gordon Willis el cine tal y como lo conocemos hoy en día sería diferente. Su tratamiento de las luces y las sombras o la forma en la que retrató la ciudad de Nueva York, han servido de base para gran parte de los Directores y Directoras de Fotografía actuales.
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