El director de fotografía Edward Lachman es el protagonista de este blog. En este artículo, analizaremos su estilo, filosofía, técnicas y equipos utilizados. El dop no tiene un estilo visual concreto. Se adapta a la historia que necesita ser contada en cada película, por ello no suele utilizar la misma semántica ni el mismo lenguaje en sus distintas obras. Es capaz de explorar diferentes formas de contar cada historia.
“Me di cuenta de que los pintores provenían de diferentes posiciones personales, sociales y políticas: por qué pintaban y cómo pintaban. Así que pensé que también puedes hacer eso en la película. Lo importante son las ideas detrás de las imágenes, en lugar de convertirlas solo en una construcción estéticamente hermosa”.
Nació el 31 de marzo de 1948 en Nueva Jersey, Estados Unidos. Hijo de Edward Lachman, distribuidor y propietario de salas de cine, fue a la Universidad de Harvard y estudió en Francia en la Universidad de Tours. Finalmente se acabó licenciando en pintura en la Universidad de Ohio.
Nuestro protagonista cuenta con más de 60 películas en su filmografía, aunque comenzó en el mundo de la industria haciendo documentales de la mano de los hermanos Maysles dirigiendo la oficina, haciendo el sonido o manejando la segunda cámara.
Todd Haynes, Sofia Coppola, Larry Clark o Pablo Larraín han sido algunos de los directores con los que ha trabajado. Conocido por trabajos como “Ken Park” (2002), “Lejos del cielo” (2002) y “Carol” (2015). Gracias a estas dos últimas películas fue nominado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Su último largometraje, por el cual ha sido nominado al Oscar a Mejor Fotografía, ha sido “El Conde” (2023). Al ser una producción en blanco y negro la elección de la cámara fue muy importante. El director trabajó con un Supertechno15 y la película fue filmada con la cámara monocromática Arri Alexa Mini LF, producida específicamente para el proyecto, con lentes Ultra Baltar de 1930. También utilizó un sistema de mapeo inspirado en Ansel Adams.
“Cuando leo un guion, es la visión del director. Vengo con muchas ideas visuales y puede que no sea idea del director per se, pero al menos ven que tengo una idea. He tenido mucha suerte de trabajar con muchos directores visuales, como Pablo Larraín, Todd Haynes o Ulrich Seidl. Luego trato de conectarme con su mundo y ver qué puedo hacer para implementar ese mundo. En este caso, Pablo me dijo de antemano que había convencido a Netflix para rodar en blanco y negro”
Además, uno de los factores más importantes para Edward Lachman fue usar El Zone System, clave a la hora de lograr el lenguaje visual de la película.
La escena de Paula Luchsinger volando era principalmente a una distancia focal más amplia, de 24 o 28, incluso 21. Querían la relación espacial donde estaba ella. No querían mostrar a ella en el cielo y ya está, sino que pretendían que se viera todo el rancho para crear la sensación de estar viendo algo real y no creado en posproducción. Para ello, rodaron la escena con una grúa de 90 pies. Esto provoca mucha libertad visual y te conecta emocionalmente con el espíritu del personaje.
En esta producción el director de fotografía hizo una excepción al trabajar con Pablo Larraín. Según ha comentado varias veces, él no suele trabajar con directores nuevos, pero esta vez quiso darle una oportunidad a Larraín, puesto que había seguido de cerca su trayectoria.
La filosofía de Lachman es ver el cine como un arte y no como un producto comercial. Se encarga de buscar una metáfora visual para cada narración porque piensa que las imágenes son realmente el lenguaje del cine. Realiza un símil de los directores de fotografía como arquitectos de la luz y el espacio, debido a que a diferencia de otras obras culturales en las películas somos capaces de movernos en el espacio-tiempo.
Considera que los personajes son una parte crucial de cada película, por lo tanto, la historia debe ser guiada por éstos. Gracias a su estilo intenta imprimir las emociones en las imágenes. El mayor reto para Edward Lachman es intentar arriesgarse y superarse en cada película como si fuera la primera. Siempre intenta hacer cosas distintas que no haya probado anteriormente en otras obras.
“Busco el tipo de películas y directores que no solo exploran un tema en concreto, sino la forma de narrar la historia”.
Cada película y cada actor es diferente y él como director de fotografía debe encontrar lo que es importante para el director y cómo puede implementarlo a la hora de contar la historia.
“Para mí la fotografía es responder al tiempo, espacio y luz”.
Como hemos mencionado anteriormente, Lachman comenzó en el mundo de los documentales, un buen sitio para empezar debido a la inmediatez de la imagen y cómo te adaptas a las distintas condiciones. En los documentales que aprendió realmente el oficio de director de fotografía fue en “Christo´s Valley Curtain” (1974) y “Grey Gardens” (1975). Pero no fue hasta que conoció a Werner Herzog en el Festival de Berlín cuando comenzó su carrera profesional con el documental de la erupción de un volcán en la isla de Guadalupe.
Sus inicios en el cine comenzaron con la cámara Ariflex 35 BL II. Es la cámara con la que más cómodo se sentía, era ergonómica y, a pesar de que era ruidosa, el director piensa que es maravillosa. En los años 80 se pasó a la Arriflex 35 BL III y más tarde a la IV. Las Ariflex han estado muy presentes durante toda su carrera. Para el director las Arricam son la evolución de las Moviecam, y tienen lo mejor de ambas cámaras. La Arriflex 416 es la cámara de cine por excelencia, mientras que ahora la cámara digital a la orden del día es la Arri Alexa. Una de las películas grabadas con Arricam por Edward Lachman fue “Erin Brockovich” (2000).
“Carol” (2015) es uno de los largometrajes más importantes de la carrera del director. Querían documentar la fotografía que realizaban artistas como Helen Levitt, Esther Bubley y Ruth Orkin en el final de la 2º Guerra Mundial. El director Todd Haynes y Edward Lachman querían capturar la época concreta a través del grano de las películas 16mm, porque incluso las 35 mm llegan a perder textura.
El mayor reto de “Carol” (2015) fue la creación del mundo interior de los personajes. Lachman trató de documentar la época de forma visual. Para ello, se inspiró en los fotógrafos callejeros de ese momento, que comenzaban a experimentar la película de color. Por esta razón, el director rodó el largometraje en 16mm. El director también quiso inspirarse en la fotografía de Vivian Maier, focalizada en la vida cotidiana de la calle. Se retrataba a sí misma a través de los reflejos en los espejos, y sirvió como metáfora para explicar las emociones de Therese, más visibles por el espectador cuando este personaje abraza a Carol.
La cámara que usó Edward Lachman para grabar Carol fue la Arriflex 416 con los lentes Cooke Speed Panchro, Varopanchro, Zeiss Master Zoom y Angenieux HR Cooke S4/i. Después de “Carol” (2015), Edward Lachman adquirió una Arriflex 416, perfecta para él. Aún no sabía si iba a rodar otra película en 16mm, pero si lo hacía estaba seguro que iba a ser con esa cámara.
El aspecto de las películas a principios de los 50 no era el mismo, se hacía referencia al Kodak Ektachrome más que al color primitivo, por ello el dop intentó crear esa paleta a través de un aspecto más frío que silenciaba los colores amarillos, verdes y magentas, un espectro de color mucho más limitado que la gama actual en un negativo de color. Uno de los métodos utilizados fue la incorporación de algo de color en el negativo y exposición mediante a través de la saturación. Además, trabajó con colores cálidos y fríos. Los saturó en la gradación para que continuase el color saturado en el negativo, de modo que el espectador pudiese seguir sintiendo el color.
La última película que Edward Lachman grabó con Todd Haynes, el mismo director de “Carol” (2015), fue “Wonderstruck” (2017). Una parte de la película es en silencio y la otra hace referencia a las calles de los años 70. Grabaron en el Museo de Historia Natural y no se pudo utilizar ninguna luz ya que las maquetas son sensibles a ésta. Por ello, decidieron grabar de forma digital, ya que facilitaba la rapidez del rodaje.
La cinematografía de Edward Lachman consiste en buscar una metáfora visual para cada largometraje que realiza, su visión del cine es percibirlo como un arte en vez de como un producto comercial. En cada película se adapta al estilo visual del director con el que trabaja. Por ello, intenta superarse a sí mismo en cada producción probando nuevas técnicas que no ha realizado antes.
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