José Luis Pecharromán, director de fotografía, es el entrevistado en esta nueva entrega de Welab Academy Center (WAC). Una vez más, el programa lo conduce nuestra presentadora Irene García-Martínez, directora de fotografía, doctoranda en Estética Cinematográfica y profesora universitaria. En este episodio hablamos sobre la figura del Director de Fotografía ¿Nos acompañas?
Para José Luis Pecharromán ser director de fotografía engloba muchas cosas, pero se queda con una frase que le dio su profesor Jorge Herrero: «El director de fotografía es el más artista de los técnicos y el más técnico de los artistas». Algo que se le quedo grabado. Para él, un dop también es una de las dos grandes muletas que tiene el director durante el rodaje. La otra sería el ayudante de dirección. El trabajo del director de fotografía empieza imaginando. Comienza con la primera lectura de guion, en la que se generan una serie de imágenes mentales. En ese «laboratorio de imágenes mentales», surgen las primeras ideas a raíz de las experiencias previas del dop, sus influencias (artísticas o no). Por ejemplo, para Jose Luís Pecharromán su gusto por la lectura ha sido muy influyente en toda su trayectoria profesional.
Recientemente dirigió su primer proyecto, un documental llamado «La memoria escondida» (2022). El documental recoge una serie de conversaciones en primera persona, sobre la situación y la experiencia vital de cuatro miembros del colectivo LGTBIQ+, ya mayores, durante el final del franquismo y la transición española. En su opinión, el trabajo de director de fotografía y de director no es muy diferente. No ha sentido hacer algo desconocido, aunque tomó decisiones que jamás había tomado (la elección de protagonistas por ejemplo). En su experiencia, ser director de fotografía es un poco más exigente que dirigir. Sobre todo porque debe poner ideas en común con un mayor número de personas.
Este documental, prácticamente autofinanciado, está rodado en blanco y negro. Porque nuestro invitado quiso desnudar la imagen de color y darle más valor a la palabra de sus protagonistas. El documental carece de música, priman los silencios, las respiraciones y las miradas. Además de por una falta de presupuesto, eso hizo para darle un tono mucho más expresionista. Esta narrativa visual es una parte fundamental del lenguaje audiovisual con el que trabajan los directores y directoras de fotografía.
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