A día de hoy, la experiencia cinematográfica ha cambiado debido a las plataformas, las redes sociales, la sobre información, los estímulos y la inmediatez. Con ello, el ritmo del cine se ha visto afectado y la secuencia inicial de un film se ha convertido en un factor clave.
Siempre se dijo que las grandes películas deben atraer desde el principio, pero ahora más que nunca. De lo contrario, el espectador pasará rápido a otro contenido audiovisual. Emocionar al público en el último acto de la obra es muy sencillo. Lo realmente complicado es conseguirlo al principio. Por ello, es importante asegurarse de tener una buena secuencia inicial.
Uno de los films más aclamados por el impacto de sus primeros minutos de proyección es “Sed de Mal” (1958) de Orson Welles. Se trata de uno de los planos secuencia más famosos de la historia del cine. ¿Quién no recuerda esa angustia que genera la cuenta atrás de una bomba a punto de estallar? Así presenta Welles, junto a Charlton Heston, tanto el contexto como a los personajes de esta increíble obra.
En tan solo tres minutos y pocos segundos, Welles fue capaz de generar tensión, enganchando al espectador mientras se mostraba la esencia de su film. Algo que ya había conseguido previamente con la secuencia inicial de “Ciudadano Kane” (1941). Con un estilo del reportaje periodístico, Welles, nos introdujo en la vida del propio ciudadano generando curiosidad e interés por este magnate. Algo bastante inusual en la época, propio del pionero cine de Welles.
La fórmula perfecta para una secuencia inicial…
Dentro del mundo de los dibujos animados existen numerosos ejemplos de historias que engatusan al instante. Y es que muchas de estas productoras de animación se hicieron con la fórmula perfecta para conseguirlo.
Pixar, es una de las que tienen la clave para generar el interés necesario desde el primer acto. El mejor ejemplo de ello es “Up” (2009). Aunque en esencia no es una secuencia inicial, funciona como tal. Se trata de la escena introductoria que sucede antes del minuto 15 de metraje, sobre el background del protagonista. En ella se narra la auténtica aventura de la vida de Carl. Desde que conoce a su mujer cuando eran niños, hasta su casamiento, su vida en el día a día y su triste pérdida.
Sin duda, Pete Docter y Bob Peterson diseñaron una secuencia perfecta que ha convertido a esta película en una de las favoritas de la crítica, digna de admirar.
Disney también lo ha logrado en diferentes ocasiones. No obstante, la más destacada por su épica es “El Rey León” (1994). La directora, Julie Taymor, nos presenta al heredero del trono y protagonista justo al comienzo. Al ritmo del amanecer de la sabana, suena la canción compuesta por Elton John y Tim Rice. Sin un sólo diálogo, música y animación, cuentan por sí solas todo lo que era necesario contar.
Dreamworks es otra de esas productoras que dominan la fórmula para una buena secuencia inicial. Como pudimos comprobar con «Shrek« (2001). En estos primeros minutos de proyección, William Steig, nos seduce hasta engancharnos del todo con la rutina matutina de un ogro verde en su ciénaga, al ritmo de la canción «All Stars» de Smash Mouth.
Lejos del foco de la industria, se encuentra «Persépolis» (2007) de Marjani Satrapi. Aquí la fórmula perfecta tiene forma de flor y aparece en los créditos del principio. Durante esta secuencia inicial, los pétalos de jazmín invitan al espectador a viajar por diferentes lugares como posteriormente hará la protagonista. Así nos obliga a desarrollar empatía desde el principio y quedarnos hasta el final.
En España…
Un gran ejemplo que tenemos, dentro del audiovisual pero al margen de ser un film (aunque podría), es «Antidisturbios» (2020), rodada con equipos Welab, de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña. La secuencia inicial, muestra al personaje principal, Laia, jugando una partida de trivial con su familia.
A través del guión y de la interpretación conocemos la necesidad tan fuerte que tiene la protagonista por desvelar la verdad, especialmente con el diálogo y las palabras coloquiales tales como: «al menos reconócelo». Pero asimismo, gracias a la combinación del montaje, el tamaño de los planos y en definitiva, el lenguaje cinematográfico, el espectador es capaz de desarrollar empatía hacia ella, generando una conexión irrompible desde el principio.
Finalmente, hay que destacar que, más allá de la secuencia inicial, el cine es el resultado del esfuerzo y engranaje de varios departamentos y personas. Es por ello que, para que un film superé las expectativas y engatuse a cualquier espectador, debe de haber, más allá de un buen primer acto, un buen trabajo en equipo.
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