A lo largo de su carrera como directora de fotografía, Ellen Kuras ha trabajado diferentes géneros audiovisuales. Documentales, películas de alto presupuesto, largometrajes independientes, vídeos musicales y cortometrajes. Su trabajo destaca por mostrar su propio punto de vista y se caracteriza por el uso de “metáforas visuales” que reflejan el significado de la historia que se cuenta.
Natural de Nueva Jersey, Ellen Kuras estudió antropología. Durante su etapa estudiantil realizó varios proyectos documentales, esto se convirtió en su primer contacto con el mundo de la cinematografía. Su primer éxito como directora de fotografía llegó de la mano de un cortometraje documental rodado en Camboya. Estrenado en 1992, este proyecto recibió el premio Eastman Kodak Best Cinematography Focus Award y se proyectó en el Festival de Cine de Sundance.
Ese mismo año se encargó de la fotografía de “Compulsion” (1992), su primer largometraje dramático, que dio el pistoletazo de salida a su carrera. Ha rodado junto a directores de renombre como: Michel Gondry, Martin Scorsese, Spike Lee, Jim Jarmusch y Sam Mendes. En alguna ocasión también ha dirigido sus propios proyectos.
«Ahora hay un ambiente diferente en el mundo de la cinematografía. Puedes hacer una película con tu iPhone. Así que la pregunta es: ¿Qué te distingue de otra persona que está haciendo una película?»
Ellen Kuras cree que la respuesta a esta pregunta está en el punto de vista o la perspectiva que el director de fotografía aporta a sus proyectos. La dop utiliza su perspectiva para crear imágenes que reflejan el significado de la historia que se está fotografiando. Esta lección la aprendió al principio de su carrera, cuando contrató a otra persona para rodar su tesis de máster en antropología en los años ochenta. Aunque la cinta no tenía fallos técnicos, le faltaba una metáfora visual que conectara con el núcleo de la película.
A partir de ese momento cogió la cámara y empezó a rodar documentales. Se retó a sí misma a ser consciente de la forma de la fotografía y a esculpirla para adaptarla al significado de la película.
«Cada plano tiene una historia. Cada movimiento de la cámara tiene un motivo. Hay una razón para elegir los objetivos. ¿Por qué hacer un movimiento con dolly? ¿Por qué parece una buena toma? Puede ser. Pero entonces, ¿qué significa? Hay que entender que cuando vemos algo, lo percibimos visualmente como público y nos afecta».
Filosofía de trabajo
Ellen Kuras combina su conocimiento del lenguaje visual y la idea de trasladar a la pantalla la visión del director. A veces, esto requiere desviarse de sus propias preferencias para satisfacer los deseos del director. Le gusta crear una sincronía entre el director y el director de fotografía. Para crear esta relación, conocer a fondo la historia y familiarizarse con la visión que el director tiene de la película, insiste en una extensa preparación previa a la producción.
Para trabajos narrativos de larga duración, pide al menos cuatro días con el director antes de que empiece el rodaje. A nuestra protagonista no le gusta perder tiempo en el plató. Ellen Kuras utiliza este conocimiento para traducir las descripciones y sentimientos del director sobre la historia en forma fotográfica tomando decisiones técnicas.
Por ejemplo, en “Olvídate de mí” (2004) el lenguaje tenía que ser orgánico y dinámico para añadir naturalismo e imperfección a la relación de los personajes y evitar que la película se volviera estática. Para crear esta metáfora visual, decidieron rodar cámara en mano, con tomas más largas y sin preocuparse de que los planos fueran fijos. Esto añadió una capa emocional al trabajo de cámara y consiguió el tono visual adecuado para la película.
Una de las primeras preguntas que se hace al crear el lenguaje visual de una película es desde qué punto de vista debe contarse la historia o una escena en concreto. Kuras apunta que es especialmente importante que los directores de fotografía sean conscientes de ello en los documentales. Ya que, a veces, se ruedan partes sin la presencia del director.
Equipos utilizados
Su primera cámara fue una de 16 mm, concretamente la Arri SR2. Esto le permitió rodar siempre que lo necesitó. También le permitió familiarizarse con la cámara al principio de su carrera, lo que le permitió manejarla con eficacia y eficiencia como una extensión de sí misma. A diferencia de otros directores de fotografía, Kuras no se aferra a un determinado conjunto de objetivos, cámaras o películas. Cambia de equipo en función de las necesidades del proyecto.
Ha utilizado cámaras de 35 mm como las Panavision Millennium y Platinum, las Arricam ST y LT. Y claro, también su propia Arri SR2 de 16 mm. Aunque la mayor parte de su trabajo ha sido en celuloide, ha empezado a utilizar la Sony Venice para trabajos que requieren una cámara digital, que ha complementado ocasionalmente con la A7S II.
Entre los objetivos que ha utilizado se incluyen: Panavision C y E-Series anamórficas, el Cooke Xtal Express anamórfico vintage, Zeiss Super Speeds y Cooke S4s. Sin embargo, no se limita a los objetivos de focal fija y le gusta utilizar zooms como el Cooke Varokinetal de 16 mm o la gama Angénieux Optimo.
Cuando empezó su carrera, se opuso a la idea de que los directores de fotografía sólo debían utilizar objetivos de focal fija debido a la inferior calidad óptica de los objetivos zoom. Los zooms le daban la oportunidad de hacer movimientos sutiles. Kuras cuenta que obtuvo la bendición del legendario director de fotografía Sven Nykvist para utilizar zooms. Él le dijo que siguiera lo que sintiera, su punto de vista, y que dejara que eso influyera en las decisiones sobre el equipo.
Le gusta encontrar soluciones creativas y no tiene miedo de limitar su selección de equipo cinematográfico en un trabajo. Por ejemplo, en ”Olvídate de mí” (2004) no utilizó una dolly normal, sino que optó por una dolly de puerta o de trineo, o a veces incluso una silla de ruedas en la que el operador de cámara se sentaba con una cámara portátil al hombro mientras su empuñadura realizaba el seguimiento. Algunas tomas aéreas también se hicieron con una grúa GF-8 y se manejaron cámara en mano.
¿Cómo es su iluminación?
Le gusta incluir accesorios de iluminación prácticos en las localizaciones seleccionadas para sus escenas. A veces los complementa con bombillas individuales conectadas a reguladores de intensidad, esto podemos observarlo en varias escenas de la película “Blow” (2001). Su veterano gaffer, John Nadeau, fabricó un creativo equipo de iluminación personalizado con cuatro focos de pinza fijados a un soporte en forma de C que se moldeaba y controlaba con cinta aislante. De este modo, se podía crear una luz realista y práctica.
Le gusta complementar la luz existente con luces de película añadidas. Por ejemplo, en una escena nocturna en el exterior de una calle, instaló luces de vapor de sodio adicionales en postes telefónicos para aumentar las farolas existentes.
A lo largo de su carrera, Kuras ha utilizado diferentes tipos de película Kodak y Fuji. Sin embargo, le gustaban especialmente las de Fujifilm, como la Reala 500D, por su tono más frío en las zonas de sombra, su saturación y su grano. Una vez más, esto iba en contra del status quo de la época, según el cual las sombras debían ser de un negro puro, sin detalles cian.
En ciertas ocasiones, el estilo de Ellen Kuras ha ido en contra de las convenciones cinematográficas tradicionales. Pero, sus decisiones siempre han estado motivadas por su punto de vista, que utiliza metáforas visuales para reforzar la historia. Técnicamente es muy competente y además es toda una experta a la hora de operar la cámara. Pero, sin duda alguna, su cualidad más fuerte es el uso de su punto de vista. Eso es lo que realmente identifica y diferencia a cada director de fotografía de los demás.
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