Beatriz Sastre, directora de fotografía, es nuestra última invitada a WelabTalk. Hablamos con ella sobre su trayectoria, sobre cómo consiguió abrirse un hueco en el mundillo y de su amor por el cine y su trabajo. «Intento que cada uno de mis proyectos tenga un estilo visual propio. Obviamente, siempre hay un gusto subjetivo que no puedes evitar. Para mí es el color.»
Beatriz Sastre comenzó su carrera como directora de fotografía estudiando Comunicación Audiovisual en Valencia. Allí, al hacer los primeros cortometrajes, se dio cuenta de que lo que le llamaba especialmente la atención era el mundo de la imagen: el encuadre, la luz…
Por eso, al terminar la carrera decide irse a Londres a hacer el máster en dirección de fotografía. Allí comienza a dar sus primeros pasos en el sector haciendo de Camera Trainee en distintos proyectos durante aproximadamente un año a la vez que lo compaginaba con su trabajo en un rental de equipos cinematográficos. Además, también se ofreció a hacer cortos gratuitos para la gente que se graduaba en la Universidad donde hizo el máster.
“La gente me decía estás loca, si ya tienes un salario y te estás metiendo en el mundillo. Pero yo tenía muy claro que quería hacer algo creativo. Me apetecía utilizar todo lo que estaba aprendiendo como camera trainee y aplicarlo.”
Entre los proyectos que más ha disfrutado destaca WATA (2020), un fashion film para Gucci con el que ganaron en el Fashion Films Festival de Milán. Para Beatriz Sastre fue “un regalo a nivel visual”. También La Boda de Rosa (2020) en la que ha compartido la dirección de fotografía con Sergi Gallardo. “Iciar Bollaín es una maravilla, es una mujer increíble que te inspira. Siempre positiva y enfocada. Además tiene un equipo de mujeres alrededor con las que siempre trabaja. Las ves trabajar y es una pasada.”
Y por último, nombra Federica Montseny, la mujer que habla (2021), una película documental sobre la política anarquista. “La disfruté muchísimo. Es una película de época con muchísimos extras y pensábamos que no iba a ser posible porque fue en plena pandemia. Pero ocurrió y fue una pasada.”
Su toque personal
«Intento adaptarme a cada proyecto y que cada uno tenga un estilo visual propio, un universo único, que se adapte exactamente a las necesidades del proyecto. Obviamente, hay un pequeño gusto subjetivo que no puedes evitar. Para mí es el color. Siempre lucho mucho para que, sea el proyecto que sea, poder estar en el etalonaje y llevarlo hasta el final. También me gusta que las imágenes no sean completamente limpias, que tengan un punto de personalidad ya sea con grano, con luces altas… No busco el encuadre perfecto, busco algo que llegue un poco más.”
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